viernes, 29 de febrero de 2008

VII.- Miradas

Ya era hora de salir a caminar, luego de lo sucedido tenía más ganas que nunca por encontrar a aquella persona que me haría feliz.

Como se acercaba la primavera mucha gente comenzó a pasear en las noches, era interesante pues trataba de evitarla, no dejaban que me concentrara, así que decidí ir a esos lugares donde no hay bares ni pub's nocturnos, a esas calles más residenciales y con plazas donde leer.

De pronto por mi lado pasó una mujer más bella que ninguna, nuestras miradas se cruzaron pero nadie dijo nada solo continuamos nuestro camino. Ya había avanzado un par de cuadras, cuando me percaté que debía ir a buscarla, estaba claro que no podía dejar pasar ésta oportunidad pues sentía que ella no sería una serpiente como todas.

Ahí estaba, de pie esperándome.

-Hola- le dije con agitada respiración.

Puso uno de sus dedos sobre mis labios en señal de que debía guardar silencio y nos besamos apasionadamente. Fueron unos minutos maravillosos. Era el comienzo de un nuevo amor ella es la compañía que yo tanto deseaba.

Pasaron los días más hermosos que la vida me podía regalar, caminábamos juntos de noche, jugábamos como dos niños enamorados.

Aquel día estaba totalmente nublado y hacía mucho frío, salí como se había hecho costumbre a juntarme con la chica que me hacia totalmente feliz.

-Hola- me dijo con una extraña expresión en su rostro.
-¿Qué sucede?- pregunté con cara de enamorado.
-Yo no te amo- con esto rompió el llanto.
-Pero que dices, si hemos vivido los días más hermosos juntos, no me puedes hacer esto- Una lagrima calló de mi ojo derecho.
-Lo siento-

Quedé solo en la misma calle donde nos conocimos, estaba destrozado viendo como se marchaba, es impresionante las vueltas que da la vida.

-Yo no te lo quise decir, pues te veía totalmente feliz- dijo mi amigo.
-No te preocupes todos cometemos errores- me senté en la calzada acariciando a ese perro más fiel que ninguno y dando de comer a la blanca paloma.

jueves, 28 de febrero de 2008

VI.- Segundo encuentro

Tengo ganas de llorar, el secreto que juré llevar a la tumba conmigo puede que haya sido descubierto, tengo miedo, nose que pensar, nisiquiera mi amigo es capaz de consolarme.

Esa fría noche, salí como era costumbre a caminar, en mi mente sonaban distintas palabras y venian a mi mente muchos recuerdos, que estupido fuí, por suerte me percaté a tiempo de mi error ahora soy un ser en busca de compañía.

Ya era tarde y unos hombres me seguian, ya no me importaba nada solo queria continuar mi camino, cada vez estaban más cerca. De pronto pusieron una pistola en mi espalda, este es el fin dije en mi mente, aquellos extraños hombres me amenazarón de muerte si no les entregaba mi dinero.

-¡Matenme!- les grité -Ya no quiero seguir viviendo.

Rieron maliciosamente y uno de ellos presionó el gatillo de su arma, entonces sentí como ya no estaba en este mundo sino que estaba a un paso de descubrir el paraiso, ese que tanto mencionan en los libros.

El dolor que sentia mientras estaba tendido en el suelo no me permitía ver bien y solo pude observar como aquella paloma blanca se posaba a mi lado y decia:

-Recuerda que no estás solo mucha gente te ama, tú solo debes continuar en la busqueda de lo que deseas, pues muy pronto lo encontrarás.-

Desperté en un hospital, tenía mi estomago vendado. Cuando me dieron el alta y llegué a mi refugio le dije a todos cuanto los queria.

Ya era de noche y debía partir mi busqueda.

miércoles, 27 de febrero de 2008

V.- ¿Un cigarrillo?

Ya no estaba solo, caminaba junto a mi amigo.

Llevabamos bastante tiempo caminando cuando encontramos unas bancas a la orilla del rio, estabamos totalmente solos, cada cierto tiempo pasaba algún automovil.

A mi lado se sentó una mujer con un vestido rojo y un largo cabello negro, era bellísima estaba hipnotizado viendo su cuerpo, sus ojos.

Me miró y preguntó:

-¿Deseas un cigarrilo?-
-No fumo gracias-

Ella me miró con maldad y yo no sabía que hacer, mi amigo comenzó a ladrar.

-¡Nunca encontraras a quien buscas! y calla a ese maldito animal.

Se paró y comenzó a caminar, a medida que avanzaba su cuerpo tomaba la forma de una serpiente.

-Ahí va otra persona q no vale la pena- dije a mi más fiel amigo.

IV.- Amigo

Aquella noche tenía un libro frente a mis ojos, me encontraba sentado en el parque donde ví a esa mujer vestida de blanco. Fuí ahí con el deseo de verla nuevamente pero llevaba 4 horas y no mostraba rastro.

Cuando estaba a punto de perder las esperanzas un vagabundo se sentó a mi lado y yo sin prestar atención continue con mi lectura. De pronto comenzó a decir unas palabras que no comprendí nos quedamos mirando fijamente y en mi mente sonaron las siguientes frases:

-Si tu me ayudas a cumplir mi sueño y tener un amigo yo seré tu guardián y te acompañaré hasta el fin de tu aventura-

Solo moví la cabeza arriba-abajo como señal de afirmación.

El extraño hombre se transformó en un bello perro labrador, yo sabía que el sería mi amigo más fiel.

Cada vez estaba menos solo, pero faltaba lo más importante aún.


III.- Primer encuentro

El cielo esta noche estaba más oscuro que nunca, llovía torrencialmente y aún así continué con mi busqueda.

Ya había llegado muy lejos, estaba empapado, metí mis manos en los bolsillos para protegerlas de aquel frío insoportable y me puse en marcha hacia mi refugio.

Cuando estaba a solo unos metros, escuché el llanto de una niña y me acerqué a ella para así ver que sucedía.

Sin decir palabra alguna corrió a mis brazos y susurró a mi oido:

-Soy y seré tu amiga por siempre-

En un abrir y cerrar de ojos se transformó en una blanca paloma y emprendió el vuelo.

martes, 26 de febrero de 2008

II.- Miedo

Ya era tarde y como siempre caminaba solo por las calles más bellas de la ciudad, en mi mente sonaban constantemente las palabras dichas por esa mujer.

De pronto un miedo se apoderó de mi cuerpo, de mi mente, me seguian. Comenzé a correr, estaba desesperado y no tenia donde esconderme.

¡Ouch! habia chocado con un arbol y estaba tendido en el suelo. Una mujer alta con un largo cabello dorado se sentó a mi lado.

-Pero me siguen...
-Calla- dijo la mujer -era yo.

Sin nada más que decir puso sus labios sobre los mios, estaban fríos como si ella estubiera muerta, de pronto toda su frialdad se materializó y se transformó en una serpiente, cuando logré escapar solo pude dejarme llevar una vez más en la busqueda por dejar atrás mi soledad.

I.- Un poco de soledad.

Voy caminando, es de noche y siento un frío terrible. La soledad que invade mi cuerpo cada vez es más fuerte, subí el cuello de mi chaqueta y me interné en lo que parecía un hermoso parque, jamás había estado en ese lugar pero un sentimiento de seguridad me impulsó a continuar mi camino, cuando estaba a punto de llegar al otro extremo ví una silueta blanca, maravilloso, susurré.

Me acerqué a ella atraido por su aroma a flores, nunca olvidaré aquel inconfundible y único perfume.

Cuando por fín estuve a su lado me dijo:

-No estás solo mira a tu alrededor y encontrarás lo que deseas.- Luego de esto desapareció y quedé abandonado nuevamente en esa fría noche.